Una herramienta para la participación que nunca se visibilizó

Desde 2018 existe el Consejo Asesor por la Problemática Ambiental en Mendiolaza. El objetivo del organismo, aprobado por ordenanza, era advertir riesgos, proponer soluciones y monitorear la gestión ambiental del municipio. Aunque se llegó a conformar, nunca logró funcionar con regularidad ni continuar proyectando a largo plazo. La aparición de depósitos de poda y maquinaria municipal en predios privados reavivó la polémica y vuelve a platear la necesidad de abordar las problemáticas ambientales de la ciudad, de una manera integral, transparente y participativa.
Qué establecía la ordenanza
El 6 de agosto de 2018 el Concejo Deliberante de Mendiolaza sancionó la Ordenanza N° 799/2018, que creaba el Consejo Asesor Municipal por la Problemática Ambiental (CAMPA). La norma establecía un ámbito de consulta y asesoramiento en cuestiones ambientales con una fuerte impronta participativa, integrando a comisiones vecinales, organizaciones sociales, instituciones y representantes del Estado municipal.
Según la norma, el consejo debía funcionar de forma regular, ad honorem, con plena autonomía, y con una composición plural: representantes del Ejecutivo, concejales de todos los bloques, instituciones educativas, organizaciones ambientales, bomberos, profesionales en urbanismo y ambiente, entre otros actores locales.
A su vez la ordenanza fijaba que el CAMPA tendría entre sus funciones principales proponer lineamientos de desarrollo sustentable, monitorear la gestión urbana y ambiental del municipio, advertir situaciones de riesgo, y promover mecanismos de participación como talleres o consultas públicas. Para ello, se diseñó una estructura compuesta por una Comisión Plenaria Técnica, integrada por representantes del Ejecutivo, concejales, referentes de organizaciones comunitarias, profesionales del ambiente y del urbanismo, bomberos, instituciones educativas y otras entidades con anclaje territorial.
Además de la ordenanza, se redactó un reglamento interno detallado para su funcionamiento, con sesiones mensuales, actas públicas, quórum de mayoría absoluta y votaciones por consenso o por dos tercios en casos especiales.
Todo indicaba que el CAMPA tenía potencial para convertirse en un espacio clave para el diseño de políticas ambientales en la ciudad.
Exceso de integrantes, falta de acuerdos y desarticulación
A pesar de haber sido reglamentado y formalmente constituido, el CAMPA dejó de funcionar a poco de haber comenzado. Según relatan exconcejales y referentes de organizaciones que formaron parte, como Mendiolaza Viva, el único tema que llegó a tratarse en las reuniones iniciales fue la instalación de antenas satelitales, una problemática que logró frenarse. En ese momento, se impulsaba la instalación de 11 antenas en la ciudad, lo que produjo una fuerte resistencia, particularmente de los vecinos de barrio El Talar.
Sin embargo, más allá de ese primer abordaje, el consejo con el tiempo dejó de reunirse. Una de las razones más señaladas por los actores que participaron fue la dificultad para alcanzar consensos. El Concejo había sido pensado con una integración amplia, lo cual reflejaba un espíritu inclusivo, pero también generó obstáculos. “El hecho de que los dictámenes del Consejo Asesor no resultaran manejables para el municipio terminó siendo determinante para que no se lo volviera a convocar. También es cierto que no estaba bien organizado: estábamos los representantes de las organizaciones territoriales y los del municipio, y éramos muchísima gente. Además, por parte del municipio había muchos representantes.”, resumió una de las representantes que participaron en representación de Mendiolaza Viva.
Otra dificultad fue la falta de continuidad institucional. En diciembre de 2018, desde Mendiolaza Viva se elaboró una propuesta para modificar la ordenanza y el reglamento, con el objetivo de hacer más operativo el funcionamiento del consejo. Entre otras cosas, proponían dividir claramente las funciones de la Comisión Plenaria y una Unidad Técnica especializada, establecer una coordinación rotativa entre todas las organizaciones integrantes (en lugar de que quede en manos del municipio) y asegurar mayor antelación en las convocatorias para las sesiones extraordinarias.
Sin embargo, esa propuesta nunca llegó a tratarse. Y a pesar de que existía voluntad en algunos sectores para mantener con vida el CAMPA, el organismo fue perdiendo funcionamiento hasta quedar inactivo.
Una herramienta que hoy podría ser clave

La reciente intervención de la Policía Ambiental de la Provincia confirmó el enterramiento irregular de restos de poda en un predio ubicado sobre la ruta Intermunicipal, al norte de barrio El Perchel. La inspección, realizada tras una denuncia de la organización Mendiolaza Viva, identificó un pozo activo, grandes volúmenes de poda mezclados con otros residuos y maquinaria municipal en el lugar.
Esta semana los vecinos de B° El Bosquecito se inquietaron y comenzaron las indagaciones por el depósito de ramas en otro predio ubicado a pocos metros del primero, sobre la otra mano de la misma ruta Intermunicipal.
La situación genera preocupación y revive antecedentes recientes: en 2019 el exintendente Salibi fue imputado por autorizar el uso de un predio en El Talar para disposición de poda y residuos sin aval del Concejo Deliberante ni licencia ambiental.
En este contexto, un consejo asesor ambiental como el CAMPA —si estuviera en funcionamiento— podría haber cumplido un rol central: advertir los riesgos, proponer soluciones, articular con los actores sociales y fomentar el acceso a la información pública.
Además, la ordenanza contemplaba que el Consejo pudiera evaluar necesidades presentes y futuras de servicios públicos, coordinar con otros municipios de la región y analizar impactos significativos sobre el desarrollo urbano. Todas atribuciones que resultan clave en una localidad en crecimiento como Mendiolaza, donde las tensiones entre el desarrollo inmobiliario, la conservación del ambiente y la prestación de servicios básicos son cada vez más visibles.
