Inclusión laboral en Mendiolaza

Garantizar el derecho al trabajo

La inclusión de personas con discapacidad en el ámbito laboral sigue siendo un desafío en Argentina. Sin embargo, la historia como la de Maitena Ardiles, es un ejemplo de inclusión laboral en Mendiolaza que destaca el potencial transformador de las políticas inclusivas. A sus 21 años, Maitena combina sus estudios en la Universidad Siglo XXI con su labor en el Estudio Jurídico Marcolongo en nuestra ciudad. Su incorporación no fue un hecho aislado, sino el resultado de una búsqueda activa de inclusión por parte del estudio, que la sumó a través del programa Promover, una iniciativa nacional que fomenta la inserción laboral de personas con discapacidad.

Un programa que abre puertas

El programa Promover es una política pública a nivel nacional creado en el año 2011, que tiene como objetivo mejorar las oportunidades de empleo para personas con discapacidad. Según datos del Ministerio de Trabajo, esta iniciativa busca que los participantes adquieran experiencia en el ámbito laboral mediante prácticas calificadas, con el fin de mejorar su empleabilidad y promover su autonomía económica.

A través de este programa, Maitena encontró un espacio donde desarrollar sus habilidades y ganar experiencia profesional. La historia de su ingreso al Estudio Jurídico Marcolongo comenzó gracias a una vecina de Mendiolaza.

“Queríamos tomar a alguien de la zona, y una vecina de Maite nos comentó sobre ella”, cuenta Martin Marcolongo, su empleador. “Estuvimos en contacto con su madre, charlando sobre la posibilidad de que comenzara a trabajar con nosotros. Desde el principio, nos atrajo su perfil proactivo y su deseo de progresar”. Maitena se unió al equipo en febrero de 2024, y desde entonces su rol ha ido evolucionando de forma significativa. “Comenzó realizando tareas administrativas sencillas, pero su crecimiento fue notable. Hoy en día, ya está transcribiendo contratos y manejando Excel, con una precisión que nos sorprende a todos”, añade su jefe.

Este proceso de adaptación fue guiado por un equipo interdisciplinario compuesto por su madre, su maestra integradora y el equipo del estudio. Así, se fue ajustando el nivel de dificultad de sus tareas, siempre en función de su comodidad y evolución.

Un entorno inclusivo que transforma

“Cuando se le da un objetivo, lo cumple a la perfección”. Inclusión laboral en Mendiolaza

La llegada de Maitena al estudio no solo cambió su vida, sino también la de sus compañeros de trabajo. “Maite es como la alegría de la oficina”, comenta su empleador con una sonrisa. “Siempre viene con una actitud positiva, es puntual y sumamente responsable. La dinámica laboral se volvió mucho más amena con su presencia. Todos disfrutamos de su energía y su disposición”.

El caso de Maitena es un ejemplo claro de cómo la inclusión no solo beneficia a la persona que se incorpora al ámbito laboral, sino también al entorno en el que se desenvuelve. “Es muy gratificante, tanto en lo personal como en lo profesional”, asegura su jefe. “Al principio, puede haber temores o dudas sobre cómo llevar adelante la inclusión, pero realmente no es tan complicado como parece. La clave está en tener predisposición y estar abiertos a aprender. Lo que nos ha demostrado Maite es que, cuando se le da un objetivo, lo cumple a la perfección”.

Más allá de las tareas cotidianas, Maitena ha logrado crear vínculos significativos con sus colegas. “Nos cuenta sobre sus viajes por sus competencias de judo, y sus experiencias en la facultad. Compartimos momentos que van más allá del trabajo, como tomarnos un café y charlar sobre la vida”, relata su empleador, quien destaca la importancia de estos espacios para fomentar un ambiente laboral inclusivo y saludable.

El deseo de Maitena

Maitena no sólo se aboca hoy a su actividad profesional, sino también se destaca en el deporte. A sus 20 años ya acumulaba más de 40 medallas en karate, el cual practica desde los 13 años. Su constancia y disciplina, hoy se traslada al ámbito laboral.

Sobre esta experiencia señala “Es mi primer trabajo, y me gusta mucho. Cumplo bien mis horarios, y no me gusta faltar. Tengo una compañera, Flor, que me ayuda siempre en todo. Mis jefes Martin y Lucas son muy buenos conmigo. Estoy muy feliz de poder trabajar, y tener mi propia plata, y gastarla en las cosas que yo quiero” y agrega “Aprendí a ir y volver en el colectivo sola. Espero y deseo que otras personas con discapacidad también puedan trabajar y tener una mejor vida”, entendiendo que si bien su caso es un ejemplo, debería comenzar a replicarse de manera más habitual en diferentes espacios de trabajo.

Por su parte, Adriana Berrondo, mamá de Maitena comenta “estoy muy agradecida por la oportunidad que le han dado, porque es acá, en la zona donde vivimos, en la zona donde ella conoce, y por eso tiene la posibilidad de ir y volver en el colectivo sola. Se baja, camina, va, vuelve. Cuando ha tenido un problema, la gente de ahí, de Mendiolaza Centro, la ha ayudado. La beneficia mucho que haya sido acá. Y en el estudio también, porque ahí aprende y pone en práctica lo que le enseñan en la facultad. Le ha dado a Maitena la oportunidad también de saber lo que es un horario, cumplir, que no puede faltar porque quiere o porque tiene pereza. Se levanta temprano, siempre va bien arreglada porque le gusta ir bien puesta, se maquilla, se arregla el cabello, la ropa.  A donde puede, dice que trabaja, que tiene unos jefes que son muy buenos. Ellos son súper amables porque están atentos cuando Maitena rinde o cuando va a los torneos. Ella a su vez siempre está pensando, porque les trae algún recuerdo cuando vamos de viaje, así que siempre se está acordando de ellos, de su trabajo, de sus compañeros y les trae algún presente. Es una muy buena experiencia.”

El desafío de la inclusión laboral en Argentina

A pesar del impacto positivo que experiencias como la de Maitena pueden tener en las empresas, la realidad es que la inclusión laboral de personas con discapacidad en Argentina sigue siendo limitada. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 80% de la población con discapacidad, no accede al trabajo formal. Esto se traduce en que las personas con discapacidad tienen menos oportunidades económicas, peor acceso a la educación y tasas de pobreza más altas. Integrar a las personas con discapacidad en el mercado laboral no significa simplemente contratar, sino también crear un entorno en donde puedan convivir y participar, tomando en cuenta las necesidades de este grupo de personas.

Además, también implica derribar prejuicios y cambiar el foco de atención en las discapacidades por las capacidades, potencialidades y talentos. En Argentina las tasas de empleo para personas con discapacidad son significativamente más bajas que las del promedio de la población.En Argentina, según datos recogidos en 2018 por INDEC, y en consonancia con la media ubicada por la OIT, la tasa de empleo de personas con discapacidad mayores de 14 años es de apenas el 32,2%.  Este estudio también resalta que las principales barreras para la inclusión laboral de este grupo incluyen la falta de accesibilidad en los espacios de trabajo, prejuicios y estigmas sociales, y la falta de políticas empresariales inclusivas. A pesar de los avances legislativos, como la Ley N° 22.431 de Protección Integral de los Discapacitados, que establece un cupo laboral del 4% en el sector público, su implementación en el sector privado es todavía insuficiente. De estos datos también se desprende que gran parte de las empresas no cuenta con programas de inclusión o adaptación para empleados con discapacidad. Esta falta de preparación y sensibilización contribuye a la exclusión de un sector que tiene mucho que aportar al mercado laboral.

La importancia de programas como Promover

Iniciativas como el Pprograma Promover son un paso en la dirección correcta para cerrar esta brecha. Este tipo de programas son fundamentales para generar oportunidades reales de inclusión ya que no solo se trata de insertar a la persona en un empleo, sino de acompañarla en el proceso de adaptación y asegurar que cuente con el apoyo necesario para desarrollar su potencial.

El caso de Maitena es un testimonio vivo de cómo estos programas pueden impactar positivamente tanto en la vida de las personas con discapacidad como en la cultura organizacional de las empresas. “Siempre recomendamos a otros estudios y empresas que consideren la posibilidad de incorporar a personas con discapacidad. Es una experiencia enriquecedora, tanto a nivel profesional como humano”, concluye su empleador.

Este caso es un ejemplo de que, con el apoyo adecuado, las personas con discapacidad pueden desempeñar un papel activo y valioso en cualquier ámbito laboral. Su historia no sólo inspira, sino que también desafía a las empresas a reconsiderar sus políticas de contratación y a abrir sus puertas a la diversidad.

Garantizar el ejercicio del derecho al trabajo de personas con discapacidad es un desafío que Argentina aún debe enfrentar de manera más decidida. Casos como el de Maitena demuestran que, con predisposición y programas de apoyo como Promover, es posible crear entornos laborales más inclusivos, diversos y enriquecedores. Sin embargo, para que esto sea una realidad generalizada, es fundamental que tanto el sector público como el privado trabajen juntos para derribar las barreras que aún persisten y garantizar que todas las personas tengan las mismas oportunidades de desarrollo y crecimiento profesional.

1 comentario en “Inclusión laboral en Mendiolaza”

Dejá un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio