Bufón del Rey, del hobby al emprendimiento
Un emprendimiento local demuestra que la pasión puede transformarse en un negocio exitoso. Juan y Nicolás comenzaron haciendo cerveza para consumo propio y hoy su marca se consigue en comercios de Mendiolaza y alrededores.
Los inicios de Bufón del Rey
Hace casi una década, Juan y Nicolás, dos estudiantes de Ciencias Económicas, encontraron en la cerveza artesanal una vía para despejarse de los números y la teoría de la facultad. Lo que empezó como un hobby en la casa de los padres de Nicolás, en Villa Allende, se transformó en un proyecto que hoy se sostiene como pequeña empresa en Sierras Chicas.
Juan Chehadi es oriundo de Salta y llegó a Córdoba en 2008 para estudiar. Su socio, en cambio, tiene raíces en Villa Allende, donde comenzaron en la casa de los padres de Nicolás. Más adelante, ambos se establecieron en la zona de Sierras Chicas. Además, la decisión de ubicarse fuera de Córdoba capital facilitó la habilitación del emprendimiento, que en la ciudad resultaba más complicada. Hoy, los dos viven y trabajan en esta región, consolidando su proyecto local.
“Empezamos a hacer cerveza para tomar nosotros y otros, de a pocos litros, y bueno, se nos fue de las manos el hobby”, relató Juan. Y agrega “empezamos a finales de 2015, 2016, y ya como al año y medio, dos años, tuve como una corazonada, por así decirlo, y le dije a Nico: ‘Me quiero dedicar a esto’. Los dos sabemos que sentarnos a hacer números no es lo que nos satisface al 100%, y si bien lo podíamos y lo hacemos, necesitábamos algo tangible, por así decirlo. Fue la pasión la que nos derivó en tomarlo como modo de vida. Hay muy buena camaradería en el rubro: es un mercado que ha nacido mucho de gente que no tiene nada que ver con la industria alimenticia, y por lo general son personas que trabajan en cosas abstractas, muchos ingenieros en computación. La gente que trabaja en esto, en el 95% de los casos, es apasionada, y se arma un lindo círculo”.
Con el tiempo, incorporaron un expendio en la fábrica, ubicada en el barrio Los Cigarrales, donde cualquier persona puede adquirir su cerveza en envases de distintos tamaños. Para lograr esto, Juan aclara que detrás hubo mucho estudio: “Fuimos a cursos, nos prestaron un librito que explicaba a grosso modo lo que era hacer cerveza y de a poco nos fuimos profesionalizando. Hemos hecho cursos de manejo de alimentos y de levadura, que es quien realmente hace la cerveza”.
El salto al mercado: de regalar litros a vender artesanalmente
En los inicios de Bufón del Rey, producían lotes de entre 18 y 20 litros, para consumo personal, y regalos, que luego aumentaron a lotes de 100 litros, marcando un salto importante en la producción. Empezaron distribuyendo la cerveza entre allos mismo, amigos, compañeros de la facultad y en el barrio de los padres de Nicolás, sin etiquetas ni presentación formal: cuanto más artesanal, mejor. Con el tiempo, la elaboración fue evolucionando y adaptándose a las preferencias del público: mientras antes los artesanales se diferenciaban por la cantidad de ingredientes, alcohol y levaduras poco comunes, hoy producen una variedad que va desde cervezas pesadas y lupuladas hasta opciones más ligeras, como las light lagers, aptas para todo tipo de paladar. “Primero regalábamos, después dijimos, ‘paremos de regalar tanto’. Así arrancamos con nuestros vecinos y compañeros de la facultad, sin etiquetas ni nada; mientras más artesanal mejor”, recordó Juan.
Con la evolución del mercado, las cervezas artesanales también cambiaron. Antes se diferenciaban por ingredientes y graduación alcohólica; hoy, buscan sabores ligeros y accesibles para todo paladar, sin perder la esencia de lo artesanal. La estrategia comercial se centra en un nicho local, con precios acordes al esfuerzo de producción, y con un objetivo claro: fidelizar a la comunidad de Sierras Chicas, tal como ocurre en otras provincias o países donde las cervecerías locales se consolidan. “Puntualmente, nuestro objetivo ideal es culturizar nuestras zonas, acá, llámese Mendiolaza, Sierras Chicas, para lograr un consumo similar al de otras provincias, por ejemplo Santa Fe, o incluso otros países, donde las comunidades están súper fidelizadas con la cervecería del lugar y compran esa cerveza de manera habitual. Eso es lo que queremos. De a poco, siempre fue nuestro objetivo tener un lugar tipo bar, un espacio para brindar el servicio con todas las de la ley. Además, contamos con sistemas de choperas en casa muy simples, que no son engorrosos ni requieren garrafas de gas; claro que hay que saber utilizarlos, no es para cualquiera. También buscamos invitar a la gente a llevarse cerveza fresca, sin pasteurizar, un producto relativamente vivo, más sano. Por supuesto, el alcohol en exceso no lo es, pero en dosis moderadas es un alimento fresco, sin haber sido pasteurizado ni sometido a procesos que lo “matan”” explicó Juan, enfatizando la frescura del producto como un valor diferencial frente a la industria.
La cervecería de Mendiolaza
Bufón del Rey se va consolidando en comercios de Mendiolaza y alrededores. La marca, con sus características latitas, se vuelve un hallazgo para los vecinos que buscan alternativas locales y artesanales. Además, la cervecería cuenta con presencia digital, donde quienes quieran visitar la fábrica pueden encontrarla fácilmente en Google Maps. “Si nos quieren visitar ahí en Google Maps, como Bufón del Rey Cervecería, nos van a encontrar”, invitó Juan, destacando la cercanía y la posibilidad de adquirir la bebida directamente en la fábrica.
El caso de Bufón del Rey muestra cómo un proyecto iniciado por pasión y amistad puede transformarse en un emprendimiento que no sólo produce cerveza, sino que también fortalece la identidad local y promueve la cultura cervecera desde Sierras Chicas.
